La tarta Guinness es una tarta muy especial; aunque al principio no os suene muy bien el hecho de añadir una cerveza a un postre en cuanto la probéis os daréis cuenta de que estábais equivocados.
Con su sabor inconfundible y su toque a cerveza negra, esta tarta sorprenderá a todo el que la coma, ya que el chocolate, unido al frosting de nata y queso crema hacen una combinación espectacular.
Ingredientes para 4 Personas
Lo primero que haremos será preparar el bizcocho de la tarta. Para esto cogemos una olla pequeña y ponemos en ella la cerveza a calentar sin que llegue a hervir.
Cuando ya esté caliente añadimos ahí la mantequilla en trozos, bajamos el fuego y esperamos a que se derrita; cuando esté lista reservamos.
En otro bol grande mezclamos el cacao, la harina, el bicarbonato y el azúcar. Removemos con una cuchara de palo hasta que se junten todos los ingredientes.
En un bol diferente juntamos la nata, los huevos y el extracto de vainilla y batimos. Añadimos a este último bol la cerveza y la mantequilla y volvemos a batir.
Cuando tengamos hecha la mezcla, vamos incorporando poco a poco los líquidos a la mezcla de ingredientes secos (harina, cacao...). Conseguiremos una masa líquida uniforme.
Ponemos el horno a precalentar a 180º y mientras calienta, untamos el bol desmontable con un poco de mantequilla.
Echamos dentro la masa del bizcocho y lo metemos en el horno. Cuando pasen 30 minutos tapamos la parte de arriba del bizcocho con papel de aluminio para que no se queme.
Dejamos el bizcocho otros 10 minutos en el horno y retiramos el papel de aluminio. Lo dejamos en el horno otros 5 o 10 minutos más y ponemos el bizcocho a enfriar.
Para que el bizcocho quede lo más plano posible para después colocar el frosting por encima y que quede distribuido uniformemente, al poner el bizcocho a enfriar colocaremos por encima de este el papel de aluminio que utilizamos para taparlo en el horno.
Por encima del papel de alumino colocaremos un plato llano y algún objeto que ejerza algo de peso por encima, como un bote pequeño de tomate o cualquier cosa que no pese más de unos 300 gramos.
Así, cuando el bizocho haya enfriado toda la parte de arriba estará más o menos lisa para colocar el frosting.
Mientras se hace el bizcocho, preparamos la cobertura o frosting. Lo primero que haremos será meter el bol donde montaremos la nata en el congelador durante 5 minutos.
Una vez esté frío, montamos en él la nata junto con 75 g del azúcar glas.
En otro bol, juntamos los otros 75 g de azúcar glas con el queso crema, batimos y lo añadimos al bol donde tenemos la nata montada. Cuando lo tengamos lo reservamos en el frigorífico hasta que la tarta enfríe.
Cuando la tarta esté completamente fría, ponemos por encima la cobertura y dejamos la tarta toda una noche en la nevera.
Es conveniente sacar la tarta de la nevera unos 15 minutos antes de comerla, para que no esté muy fría. ¡Os aseguro que está de vicio!
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