El karaage (o pollo frito al estilo japonés) es uno de mis descubrimientos más recientes en elaboraciones de cocina asiática. Lo probé por primera vez en un restaurante de ramen en Alicante que os súper recomiendo si estáis por aquí, Natsu Ramen, y la verdad es que me encantó.
Después de comerlo varias veces en Natsu, me decidí a probarlo en casa, un poco a mi estilo, ya que parecía fácil de hacer. Así que me dispuse a ello y consulté varias recetas por Internet.
Desde hace tiempo hay un canal de cocina asiática que me encanta y del cual cogí bastante inspiración para esta receta, adaptándola a mis gustos y también a los ingredientes que tenía en casa.
Así, después de preguntaros por nuestro Instagram oficial si os interesaba la receta y que la encuesta fuese un aplastante Sí, hoy por fin os vengo a contar todos mis secretos para conseguir este pollo frito japonés tan original y sabroso. ¡Empezamos!
Ingredientes para 2 Personas
El primer paso para conseguir este rico karaage es cortar nuestro cortamuslo deshuesado en trozos pequeños. Tampoco es necesario que los trozos sean minúsculos, ya que al freirlos reducen bastante su tamaño. Una vez cortados, salpimentamos al gusto y lo reservamos en un bol grande.
A continuación, nos ponemos a preparar el marinado para el pollo. Para esto, en un mortero añadimos un trozo de jengibre generoso (unos 3 o 4 centímetros), 2 dientes de ajo pelados, un poco de sal y un buen puñado de perejil. Machacamos todo en el mortero y añadimos la mezcla al bol del pollo.
A continuación, añadimos al bol las 4 cucharadas de salsa de soja, la media taza de vino blanco (que podéis sustituir por sake si tenéis en casa) y un chorrito de aceite de oliva. Removemos todo bien para que el marinado llegue a todos los trozos de pollo.
Finalmente, antes de meter el bol del pollo en la nevera, añadimos a la mezcla un huevo batido, que nos ayudará después a que el rebozado se pegue al pollo.
Tapamos el bol y dejamos que el pollo marinado repose en la nevera, por lo menos, durante media hora. También podéis dejarlo de un día para otro sin ningún problema.
Cuando haya pasado el tiempo, sacamos el bol de la nevera para que la carne se vaya atemperando.
Meintras tanto, preparamos nuestra mezcla de harinas. Juntamos en un mismo plato las 5 cucharadas de harina de trigo común con las 5 cucharadas de maicena y lo mezclamos todo bien hasta conseguir una mezcla homogénea.
Una vez hecha la mezcla de harinas, rebozamos en ellas los trozos de pollo por ambos lados y los vamos reservando.
A continuación, ponemos al fuego un cazo con abundante aceite para freir. Yo os recomiendo que utilicéis algún aceite de oliva suave, para que no deje demasiado sabor a oliva en el pollo, o aceite de girasol.
Vamos friendo los trozos de pollo por tandas de 4 o 5 y reservándolos sobre un papel absorbente una vez salgan de la fritura. Es importante que no los dejemos dorar demasiado, ya que después haremos una segunda fritura.
Dejamos reposar nuestros trozos de pollo frito hasta que se hayan enfriado o, por lo menos, durante unos 10 minutos.
Pasado este tiempo, volvemos a poner el aceite al fuego y le damos a nuestro pollo una segunda fritura, para que quede todavía más crujiente.
Finalmente, cuando ya hemos frito por segunda vez todos los trozos de pollo (y después de haberlos dejado escurrir de nuevo sobre un papel absorbente), los colocamos en una fuente y emplatamos con un poco de cebolleta cortada en rodajas.
¡Listo!
Espero que os haya gustado esta receta y que hayáis visto lo fácil que es acercarnos a culturas gastronómicas tan lejanas como puede ser la asiática. Se trata de cocinas súper ricas de las que podemos sacar grandes ideas adaptándolas fácilmente a lo que encontremos aquí en el supermercado.
Además, en los próximos días os dejaré también por aquí la receta del típico arroz japonés con el que suelo acompañar este pollo karaage, para conseguir una comida completa y súper rica.
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