El carnaval gallego es conocido por sus fiestas, sus disfraces tradicionales y sus cocidos. Sin embargo, si hay que decantarse por algún postre, el postre estrella serían las orejas y las filloas.
Se pueden rellenar de lo que más nos guste: chocolate, nata, miel, leche condensada... o como manda la tradición, simplemente espolvoreándoles un poco de azúcar por encima.
Por eso, para que el próximo carnaval sorprendáis a vuestros amigos y familia, o para hacerlas cuando os apetezcan (son muy golosas) hoy os presentamos la receta más sencilla para hacer las típicas filloas de leche.
Ingredientes para 4 Personas
Para empezar a preparar nuestras filloas de leche debemos coger un bol donde echaremos los 4 huevos.
Para seguir, añadimos al bol la cucharadita de sal y la cucharada sopera de azúcar.
Con unas varillas batimos hasta que los huevos queden espumosos y, poco a poco, le vamos añadiendo la leche. Cuando acabemos con la leche, y sin dejar de batir, le añadiremos el agua también poco a poco.
Una vez batida esta mezcla, debemos incorporar la harina. En este caso, los 250 gramos de harina supone una cantidad orientativa.
Un truco que podemos usar para añadir la harina a cualquier elaboración y que ésta quede más ligera es tamizarla antes; es decir, pasarla por un colador para que quede más fina y se formen menos grumos.
Según vayamos añadiendo la harina y batiendo nuestra mezcla debemos prestar atención al espesor que queremos que tengan nuestras filloas. Yo creo que lo mejor es hacerlas más bien tirando a líquidas, para después freírlas sin problemas.
Después de incorporar toda la harina que sea necesaria, dejamos reposar nuestra mezcla al menos media hora para que asiente y coja la textura que queremos. Cuando haya pasado este tiempo removemos un par de veces la mezcla y, si tiene grumos, la colamos.
El siguiente paso que debemos hacer es poner una sartén mediana o pequeña al fuego. Si tenemos tocino, lo pinchamos con un tenedor y lo restregamos un poco por la sartén. Si no tenemos tocino no pasa nada, utilizamos unas gotitas de aceite de oliva y listo.
No debemos dejar que la sartén se caliente mucho, si no las filloas se quemarán. Con un cucharón extendemos un capa fina de nuestra mezcla en la sartén y, pasados un par de minutos, le damos la vuelta con la ayuda de un cuchillo de mantequilla.
Cuando esté lista la filloa la retiramos de la sartén y la colocamos en un plato. Espolvoreamos azúcar y seguimos así con el resto de la mezcla.
No os preocupéis si las primeras os salen "feas"; es normal. Seguid intentándolo y veréis que cada una os sale mejor que la anterior.
Si queréis darle un toque de color, también podéis mezclar el azúcar blanco con azúcar moreno o con canela. ¡A disfrutar!
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Consejo del día
El agua de la cocción que os haya sobrado podéis guardarla en un taper o en bolsitas especiales para hacer hielo, ya que así podéis tener siempre a mano vuestras pastillas de caldo totalmente caseras para añadirlas a cualquier elaboración que hagáis más adelante.
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