La salsa bechamel es un clásico en cualquier cocina, sobre todo en todos aquellos platos que se preparan con pasta: desde una lasaña hasta unos macarrones gratinados son los acompañantes perfectos para esta salsa. Además de ser muy fácil de preparar, tan sólo necesitamos un par de minutos para elaborarla y el resultado siempre supera las expectativas.
Esta salsa puede prepararse de muchas formas, tiene muchas variaciones y se puede adaptar a los platos que acompaña; sin embargo hoy vamos a ver la receta básica de la bechamel, para que a partir de aquí podamos hacer sobre ella las variaciones que más nos apetezcan.
Ingredientes para 4 Personas
Para empezar a preparar nuestra salsa bechamel necesitamos coger una sartén y ponerla a calentar a fuego medio, donde añadiremos la mantequilla a calentar con el aceite.
Un vez que la mantequilla se ha derretido se añaden las dos cucharadas de harina y se remueve con una cuchara de madera durante un minuto.
Poco a poco, se le va añadiendo la leche fría, sin dejar de dar vueltas para que no se pegue la salsa y no se hagan grumos.
Nosotros para esta receta de bechamel indicamos que se utilice leche de vaca (preferiblemente entera), pero podéis hacer esta receta con cualquier tipo de leche: de almedras, desnatada, de soja, sin lacosa, de arroz, de avena... la que prefiráis será perfecta, eso sí, tened en cuenta que cada tipo de leche puede cambiarle un poco el sabor a vuestro puré.
Incorporamos a la sartén la sal y la nuez moscada.
Cuando se han incorporado los 3/4 litros de leche se le da un hervor a la salsa de un par de minutos, sin dejar de remover. ¡Y ya tenemos lista nuestra bechamel!
Dependiendo de para qué plato preparemos la bechamel debemos hacerla más o menos espesa. Si queremos que la salsa quede más líquida se le puede añadir más leche. Si, por la contra, queremos que quede más espesa, habrá que cocerla un ratito más cuando terminemos de incorporar la leche, siempre respetando las cantidades propuestas.
Como veis preparar la salsa bechamel es una receta super fácil que podemos preparar aunque tengamos poco tiempo y que siempre queda riquísima, así que… ¡animaos!
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Tened en cuenta que el ajo crudo tiene un sabor muy fuerte, por lo que, si no hacéis la receta para vosotros solos, yo os recomendaría que le echárais poco.
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