Las tartas saladas o quiches son unos entrantes estupendos y muy ligeros para cualquier comida o cena. Incluso para el día a día también nos pueden sacar de un aprieto si no tenemos tiempo de hacer la comida. Se pueden comer frías o calientes, así que son perfectas para llevárselas fuera de casa y comer en el campo o en la oficina.
Hoy os presentamos esta tarta salada especial, con salmón ahumado, cebolla caramelizada y queso azul; una receta diferente pero muy muy rica. Si tenéis una cena o una comida, quedaréis como reyes si lleváis esta quiché.
Aunque generalmente las recetas de tartas saladas llevan todo en crudo, por eso son tan fáciles, ésta que vamos a enseñaros hoy requiere un poco más de tiempo. Le vamos a añadir cebolla caramelizada, por lo que debemos invertir unos diez minutos más en prepararla.
Ingredientes para 4 Personas
Comienza estirando un poco la masa quebrada, colocándola en un molde para tartas (cuanto más bajito sea, mejor). Si os animáis a hacer la masa quebrada vosotros mismos, podéis encontrar aquí la receta.
Le damos unos pinchazos con un tenedor a la masa. Colocamos un poniendo un papel de horno y añadimos unos garbanzos crudos encima para que la masa no suba demasiado.
Lo que debemos hacer a continuación es preparar la cebolla caramelizada. Si no sabéis como hacerla, podéis consultar este otro post en el que os contamos una receta muy fácil para hacer cebolla caramelizada.
Lo siguiente será preparar el relleno de la tarta. En un bol, batimos los 4 huevos y después añadimos la nata líquida. Añadimos sal y pimienta y la pizca de nuez moscada.
A todo lo anterior le incorporamos el salmón ahumado, la cebolla caramelizada y trozos muy pequeños del queso tipo Philadelphia.
Vertemos todo lo que mezclamos encima de la masa quebrada y rallamos queso por encima para que gratine.
Después de que el queso rallado haya hecho una capa, colocamos cuidadosamente trozos de queso azul al gusto.
Horneamos durante más o menos media hora a 180º, vigilando que la capa superior no se queme y quede dorada. Cuando esté lista, la sacamos y la desmoldamos. Dejamos que enfríe un poco y ¡preparada para hincarle el diente!
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Consejo del día
No os preocupéis si nunca habéis oído hablar de los coagulantes, porque son más fáciles de encontrar de lo que parecen. El coagulante más común es el sulfato de magnesio o el cloruro de magnesio y ambos los podréis encontrar fácilmente en cualquier herboristería.
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