En el día de hoy quiero presentaros una de las recetas más ricas, saludables y sencillas que podéis hacer en vuestra propia casa: zanahorias al horno con semillas de sésamo.
Se trata de una receta muy socorrida para la que, prácticamente, solo necesitaréis una buenas zanahorias, vuestro horno y algunas especias al gusto.
Con estos tres elementos básicos tendréis disponible todo un mundo de posibilidades para crear un snack saludable que también os puede servir como guarnición para una carne o un pescado y que podréis llevaros allá donde vayáis solo con meterlo en un taper.
Ingredientes para 4 Personas
Lo primero que tendremos que hacer será seleccionar nuestras zanahorias y lavarlas bien debajo del grifo, ya que no vamos a pelarlas.
Precalentamos el horno a 180º con calor arriba y abajo.
Una vez tengamos las zanahorias listas, pasamos a preparar la bandeja del horno donde las cocinaremos, poniendo un poco de aceite de oliva en la base y colocando encima las zanahorias.
Añadimos un poco de sal por encima y las especias; en mi caso he elegido la pimienta negra y el tomillo, pero podéis escoger otras que os gusten más como el comino o la nuez moscada.
Por último, antes de hornear, añadimos a la bandeja las tres cucharadas de semillas de sésamo y un chorrito de aceite de oliva.
Una vez condimentadas las zanahorias, metemos la bandeja en el horno y dejamos que se cocinen por unos 30 minutos, dependiendo de cada horno.
Una vez haya pasado el tiempo, sacamos la bandeja del horno y, para emplatar, terminamos añadiendo las pepitas de la granada por encima.
Como veis, una receta sencilla, diferente y muy sabrosa que podéis tener preparada en poco tiempo y con la que disfrutaréis de todos los beneficios de unas ricas zanahorias frescas.
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Consejo del día
Hay que tener presente que la pasta al horno siempre cuenta con dos cocciones: una primera en una olla con agua y una segunda en el horno. Por este motivo, es muy importante que nos acostumbremos a sacar la pasta de la primera cocción directamente de la olla a un bol con agua fría, ya que así cortaremos la cocción de golpe.
Asimismo, de esta forma impediremos que el calor residual (que se ha quedado dentro de nuestras láminas de pasta) siga cocinando la pasta después de haberla sacado del fuego. Eso, junto con una primera cocción muy corta nos ayudará a que, a pesar de que le demos una segunda cocción a la pasta en el horno, esta quede siempre al dente.
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