La escalibada es un plato típico del norte y centro oeste de la Península Ibérica; es un plato muy fácil de hacer y muy sano, básico en cualquier dieta mediterránea. Hoy os presentamos una forma de prepararla que no conlleva una gran inversión, ni en tiempo ni en dinero.
Además, esta receta tiene un elemento nuevo que no se suele añadir en el plato tradicional (y que es totalmente optativo): el queso de cabra gratinado.
Ingredientes
Para empezar hay que precalentar el horno a 200º; cuando esté bien caliente podemos bajar la intensidad hasta 180º para que no se peguen las verduras. Antes de colocar las verduras en una fuente que resista el calor del horno les pasaremos un agua y, a las cebollas, les quitaremos la primera capa de piel.
Colocamos los pimientos, las berenjenas, los tomates y las cebollas, todo entero y sin pelar en la bandeja del horno y dejamos que se asen durante más o menos 1 hora.
Una vez asadas todas las hortalizas debemos dejarlas enfriar y, posteriormente, pelarlas y quitarles las pepitas a aquellas que tengan.
Para que nos sea fácil pelar las verduras y manipularlas, debemos dejar que se templen durante, al menos, media hora.
A continuación, cortamos en tiras los pimientos y las berenjenas, los tomates los hacemos rodajas y la cebolla la cortamos en juliana (o en gajos, como más nos guste).
Sazonamos con sal y pimienta cada ingrediente y le preparamos un aliño de aceite y vinagre; lo añadimos por encima y mezclamos bien con la ayuda de una cuchara de palo.
Finalmente, volvemos a colocar todas las hortalizas en una fuente para horno o en los respectivos moldes para luego emplatar directamente. Si es necesario, corregimos la sal y el aceite.
Cortamos el rulo de queso de cabra en círculos y lo vamos colocando encima de la mezcla de verduras.
Precalentamos el horno a 180º y metemos la bandeja para gratinar.
Lo que queremos es que el queso de cabra se derrita, no que se queme, por lo que podemos bajarle un poco la temperatura al horno una vez hayamos metido la bandeja. Debemos controlar el queso todo el rato para que se derrita lo justo.
Un truco para adornar nuestra escalibada es añadir, justo antes de servir, un chorrito de vinagre balsámico o de crema de vinagre, para darle un toque oscuro al plato.
Para acabar el plato, podemos servirlo individualmente en cada plato o en común, en la misma fuente del horno donde lo hemos cocinado. ¡Y a comer!
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Consejo del día
Para que el bizcocho quede lo más plano posible para después colocar el frosting por encima y que quede distribuido uniformemente, al poner el bizcocho a enfriar colocaremos por encima de este el papel de aluminio que utilizamos para taparlo en el horno.
Por encima del papel de alumino colocaremos un plato llano y algún objeto que ejerza algo de peso por encima, como un bote pequeño de tomate o cualquier cosa que no pese más de unos 300 gramos.
Así, cuando el bizocho haya enfriado toda la parte de arriba estará más o menos lisa para colocar el frosting.
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